Con este dicho popular, quiero reflejar de una manera muy expresiva, el poder que tenía el Santo oficio sobre la población, y sobre todo en Literatura, Arte, Historia, etc., equiparando el poder del rey, siendo el del rey en aquella época, un poder absoluto de origen divino.

8. Un ejemplo claro: El Greco

El cretense Doménikos Theotokópoulos, conocido con el sobrenombre de El Greco, fue un pintor que desarrolló un estilo único en su obras de madurez. El Greco nació en Creta pero fue invitado por el propio Felipe II para decorar la reciente construcción del palacio de El Escorial.
En 1576 el famoso pintor llegó a Madrid, para un año más tarde irse a Toledo. Es en esta ciudad, capital del imperio, donde desarrolló sus obras más maduras. Fue popular por su obra de temática religiosa desplegada en Toledo, en la que predominaban alargadas figuras manieristas. Estas formas alargadas tan características de este pintor es lo que hizo que fuera interrogado por la Inquisición en 1541, debido a que en sus pinturas las alas de los ángeles no eran congruentes con las normas del decoro, esto es, no correspondían con las medidas que presuntamente describía la Biblia. Se le inculpaba de transgredir la conveniencia armónica que clásicos como Horacio en su Ars poética o Vitrubio en su obra arquitectónica habían elevado a principio o axioma artístico.

Controversia con El Expolio
 El fervor místico emanado de las pinceladas del Greco volvió a provocar una áspera controversia en 1579 entorno a su obra El Expolio, encargada por el cabildo de la catedral de Toledo, institución que se mostró indignada con ciertos detalles de la pintura. En su visión subjetiva de la Pasión de Jesucristo, El Greco cambió el manto púrpura lucido por este, por otro bermejo, y algunos de los atormentadores pintados de grises oscuros con caras crueles que rodeaban a Cristo sobresalían a su figura. La disputa entre el pintor y los comités eclesiásticos se solventó en el encargo de un nuevo cálculo del precio de la polémica pintura, concluyendo finalmente que su valor era incalculable. Dicha querella confirió a El Greco una valiosa reputación que haría duplicar sus encargos.

Es significativo el interrogatorio al que se ve sometido El Greco, pues resulta evidente que sus obras se alejan hondamente de los preceptos estipulados por el dogma eclesiástico y la imperiosa correspondencia, en este caso, con la realidad formulada en la Biblia. Pero a pesar de estas sospechas y de estas sesiones de interrogatorios que fue sometido El Greco estuvo muy vinculado a la iglesia, puesto que recibió numerosos encargos de su parte como es el caso de la Trinidad.

Bibliografía
Enrique G, Inquisición y Censura. El acoso a la Inteligencia en España. Madrid, 2006.
J. Antonio Escudero, Intolerancia e Inquisición. Madrid, 2005.