Con este dicho popular, quiero reflejar de una manera muy expresiva, el poder que tenía el Santo oficio sobre la población, y sobre todo en Literatura, Arte, Historia, etc., equiparando el poder del rey, siendo el del rey en aquella época, un poder absoluto de origen divino.

5. El caso de Antonio Pérez

Antonio Pérez, secretario del rey Felipe II, encargado de la Secretaría de Estado fue arrestado en Madrid en junio de 1579 bajo la acusación de haber inducido el asesinato de Juan de Escobedo, secretario de D. Juan de Austria, al que a su vez se le atribuyeron actividades ilícitas encaminadas al destronamiento de Felipe II.
En realidad, el asesinato de Escobedo había sido planeado conjuntamente por Antonio Pérez y por el propio Rey.
Antonio Pérez tenía libertad para moverse por Madrid, siendo vigilado por la Corona, pues el rey necesitaba sus documentos (los cuales podían implicarle a él también en el asesinato de Escobedo). Más tarde, los Escobedo y sus aliados tras presionar en la Corte, consiguieron que Antonio Pérez fuera detenido por segunda vez en 1585 bajo los cargos de tráfico de secretos y corrupción (sin mencionar el asesinato), fue encontrado culpable y condenado con dos años de prisión y una enorme multa. En 1590 reconoció bajo tortura su implicación en el asesinato de Escobedo.
En abril de 1590, ayudado por su esposa, Juana Coello, Antonio Pérez escapó de su prisión en Madrid y huyó a Zaragoza, dónde consiguió la protección de los fueros. En el Reino de Aragón encontró el apoyo del duque de Villahermosa, el conde Aranda y principalmente de Diego de Heredia (de la baja nobleza). Mientras tanto y en su ausencia, en Madrid fue condenado a muerte (sin saberlo). Felipe II hizo un alegato ante el Justicia de Aragón contra Antonio Pérez por los cargos de asesinato de Escobedo, tráfico de secretos de Estado y huida de prisión. Felipe II, desesperado por la lentitud de la justicia aragonesa y porque no esperaba una condena favorable, retiró los cargos y usó un tribunal contra el que los fueros aragoneses y la Justicia aragonesa no podían oponerse: la Inquisición. Pérez no era un hereje, pero no fue difícil construir un caso contra él. En mayo de 1591, Antonio Pérez fue trasladado de la prisión del Justicia a la de la Inquisición, por lo que sus defensores organizaron una revuelta en Zaragoza, conocida como revuelta de Antonio Pérez o Turbaciones de Aragón. Se le devolvió a la prisión de la Justicia aragonesa y desde allí llevó una campaña contra la Corona. En septiembre se le trasladó de nuevo a la prisión de la Inquisición.
Heredia y sus seguidores lo volvieron a sacar y en esta ocasión le dejaron libre, con lo que la situación derivó en una crisis en Aragón por la defensa de los fueros.
En octubre de 1591 Felipe II envió un ejército a Zaragoza ; al colocarse Juan de Lanuza V Justicia de Aragón al frente de las protestas, fue detenido y ejecutado sin previo aviso. Es lo que se llamó Alteraciones de Aragón que puso fin a la sublevación y Antonio Pérez huyó a Bearn, donde recibió el apoyo de Enrique de Navarra para intentar una invasión francesa, que fracasó. Más tarde Pérez se trasladó a Inglaterra, donde ofreció información, que sirvió para el ataque inglés a Cádiz en 1596, y estimuló la leyenda negra contra Felipe II. Tras intentar conseguir el perdón de la Corona sin éxito, Antonio Pérez falleció en París en la más absoluta pobreza en 1611.

Bibliografía
Gala, A. El pedestal de las estatuas. Editorial Planeta, Barcelona, 2007.
Marañón, G. Antonio Pérez. 7ª ed., Madrid, 1947, 2 tomos.
Marañón, G. Los procesos de Castilla contra Antonio Pérez. Madrid, 1947.